2/28/2005

APOSTADORES


Dando lectura a Día Siete (edición domingo feb. 27), vi una nota firmada por Lorena Mancilla (http://www.diasiete.com/240/ buscar ‘Tijuana’ en 'Secciones'). Un reportaje acerca de gente que apuesta en Tijuana. Me dio gusto ver ahí a Omar Pimienta, como uno de los mencionados (no sabía que Omar apostaba), y las notas de los demás participantes no estuvieron del todo mal, pero aquí viene mi comentario. Mi 'trayectoria de apostador', me indica que el reportaje quedó algo vainilla. Me permito usar esa palabra, vainilla, porque da la casualidad que tengo unos cuantos 'años' metiendo parlays en la NFL cada temporada --un tiempo le metí al béisbol--, y puedo decir con certeza de ánimo, que se pudo haber realizado un texto de más profundidad, con un tine verídico apegado a la realidad de la apuesta en Tijuana. Ahora que lo pienso, creo que para hacer un escrito de esa calaña, se requiere de background o criterio selectivo, para diferenciar un material apropiado que justifique el ambiente. Los 'apostadores' que aparecen en la nota, son de varios niveles sociales, pero con tendencia de 35 años para abajo. Aquí hay un error de importancia. En Tijuana, el Jai Alai, tiene 'años' de existencia. Los galgos de Caliente también. Dicho eso, es fácil deducir que hay personajes muy selectos y antiguos --lobos esteparios-- que rondan esos círculos con mérito. Hombres que viven en esos ambientes. La realidad, pues. En los tiempos que rondé por ahí, me topaba con gente sacada de novelas. Había un señor ya entrado en años, famoso, que siempre le apostaba a los 'longchatones' (long-shots). Siempre llegaba con su mamá (con el tiempo me dijeron que era su mamá), empujándola en una silla de ruedas. Gente así, siempre andaba por ahí. Con el tiempo uno termina conociéndolos. Yo me despegué del ámbito y seguí mi vida, sólo para regresar en las temporadas de la NFL, pero no con los mismos bríos de antes (las economías no son las mismas), y en veces me encuentro con los mismos personajes. Esa gente nunca deja de apostar. Piensan que un día van a ganar algo. Nunca ganan.

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