4/14/2011

Pues sí, me contradigo. Soy humano.

ESPEJO: "Si lo ves en él, es porque lo tienes tú, porque eres así".

Este comentario tiene mucha sabiduría. Pero es una sabiduría incomoda, inconveniente. A nadie le gusta aceptar que lo que nos causa rechazo en otra persona, es algo que no aceptamos en nosotros, sobretodo cuando eso que causa rechazo es algo negativo, un rasgo 'desagradable', 'despreciado' por la 'sociedad'.

Ahí empieza esto, con el condicionamiento de la sociedad que nos dice cómo debemos ser, qué conductas debemos asumir para ser aceptados. Es ahí donde empezamos a vendernos, y a ocultar partes de nuestra personalidad.

En mi caso, una de ellas (que me sale fácilmente al escribir y que trato de ocultar, sin éxito aparente) es la soberbia, lo pedante, la petulancia, la insolencia. Me viene fácil. Pero tampoco estoy orgulloso de ello (se puede caer mal a mucha gente). Qué hacer. ¿Ocultarla, o hacer uso de ella? ¿Qué ventajas habrá en hacer uso de ella? Quizá salen escritos mas interesantes, con un estilo propio.

Pedante: pomposo, pretencioso, afectado, sabiondo, redicho.

Petulante: presumido, fatuo, insolente, descarado, vanidoso.

Aunque en persona suelo ser muy sencillo y humilde, (Ja! Qué contradicción). No se trata de una doble cara. Simplemente de esta gama de aspectos que tenemos en nuestra personalidad y nos hacen completos.

Ya lo dijo Whitman:

¿Que yo me contradigo?

Pues sí, me contradigo. Y ¿qué?

Soy inmenso, contengo multitudes