7/19/2004

SER ESCRITOR, ESCRIBIR, LITERATURA Y OTROS PERFILES

Se tiene una profunda sospecha cuando se escribe, sospecha de que un texto podría considerarse literatura. Pero el verdadero placer está en el factor comunicativo del escribir. Saberse leído, que podemos comunicarnos con un lector. Entre el catalogo de los placeres terrenales, la escritura es la que nos despeja de la realidad, llevándonos a una irrealidad donde no hay método ni forma, sino pura expresión innata, intuitiva. Esto se llama creatividad. Una naturaleza adictiva, tanto para el escritor como para el lector, hay un extraño placer en el proceso literario. Todo comienza con un impulso vital, un soltar desenfadado de ideas o no-ideas, donde poseemos otra leve sospecha: el escribir es un acto precario: se escribe para uno mismo. Incluso, esta definición del escribir está escrita para mí. Para comprender el mundo exterior de la literatura, debo entender el interno. Lo he pensando muchas veces. Me gusta escribir.



Me está volviendo a pasar. Lecturas tediosas no sé por qué. Después de andar brincando de hoja en hoja relato en relato del libro de Gifford traducido al spanish (auteur celebre colaborador de David Lynch) siento una necedad por no interesarme por ese tipo de textos biográficos como es este libro, y mi atención pide otro libro, tengo varios haciendo fila (ese no es el problema), pero siento que no me interesa leer. Será el calor. Daniel Salinas me va reprobar por este desaliño.



Run Run Run
RunRunRunRun
Go Go Go Go
GoGoGoGoGoGo

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