12/22/2004

TÍMIDO ANTISOCIAL Y NAVIDEÑO, qué combinación

El factor tímido o antisocial se nota más en estos días navideños. Siempre he sido antisocial (¿me habrán traumado mis padres de pequeño, esos momentos donde llegas a una reunión y tu papá te dice, '¿Saludaste a todos?', enfrente de todos?). En la preparatoria, era tanta mi timidez, que de vez en cuando una chica me enviaba algún anónimo diciendo qué onda contigo, aliviánate. En tiempos actuales, mi timidez se confunde con la soberbia o arrogancia. La gente piensa que soy arrogante o soberbio. Ve mi cara (a veces seria), y de entrada piensa que soy altanero o mamón. Pero en el fondo siempre he sido tímido, sólo que he sabido enmascarar ese defecto. De joven, o de ruco, el alcohol siempre ha sido mi aliado para ayudarme a solventar estos momentos de timidez; sobretodo en las reuniones. Creo que no he tenido muchas reuniones sobrias, o por lo menos, reuniones donde permanezca más tiempo del debido, ya que es tanta mi timidez que llega el momento --aun estando ebrio--, que me engento y debo escapar del lugar. De morro hacía estos escapes. Los compas no lo veían mal, pero de pronto ya me daban carrilla. En la actualidad sufro en ciertas reuniones. En parte porque no comparto las ideas o formas de pensar, y siento que mis conversaciones van más por el lado crítico --quizá le caigo mal a cierta gente que de entrada me cataloga como snob--, que el meramente disfrutable, de relax (sólo que esté ebrio). Es por ello que en estas fechas navideñas me cohíbo más: tener que pasar jornadas con familias (aunado a esto las cargas emotivas o conflictos que existan de por medio), conversando del clima o de lo que hiciste o no hiciste, o por qué no hablaste por teléfono. Esto me aflige. No quiero ser un role model negativo o tímido para mis críos. No quiero que se sientan apenados si estamos en una fiesta o piñata, o cena navideña. Quizá exagero un poco. Sí, el drama del escritor que gusta alzar detalles para impresionar pero, sucedió un momento clave. Era la fiesta de 15 años de mi hermana, y al momento que ella bailaba, alguien me llamó por micrófono para que fuera a acompañarla. Salí corriendo. Me escondí en unos arbustos. ¿Patético? Así he sido, escurridizo. Pero nunca soberbio. Sólo engentado. Que quede claro.

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