1/04/2004

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El discurso de los blogs-literatura ha tomado modalidades interesantes. Pero no estoy de acuerdo con los que descalifican este medio como operador de textos que podrían calificarse de literatura. Si por ejemplo me pongo a escribir, me doy cuenta que los textos que incluyo aquí contienen otra característica a los textos que podrían destinarse para un libro. Los textos para libro (tengo tiempo sin hacerlos), o por lo menos, con esa intención, mantienen cierta pauta menos experimental que un texto de blog. Por qué será esto. Creo que la publicación instantánea obliga al autor a impregnarse de una edición inmediata: un juicio-criterio filoso de producto terminado: fabricar un texto completo, con sus instintos de experimentación bien concentrados y resueltos en pos de una estructura equis. En cambio un texto tradicional, un cuento equis, se escribe en un día o menos y se archiva en algún fólder con la intención de volver a él y continuar su edición hasta dejarlo terminado (en realidad, nunca se termina y a veces es peor eso). Esto puede durar años, y atina otro tipo de satisfacción más duradera, más al estilo del oficio del escritor: escribir para la posteridad. A lo mejor el blog no es un espacio de intenciones literarias como suponen algunos blogueros (hay mucha ruido o basura en blogmundo), pero creo que su inmediatez permite cierta deliberación de estilo (la no-censura) y cumple una certeza de experimentación (búsqueda) que envuelve a un texto de originalidad como ningún otro. Casi puedo afirmar que los textos (ficciones) que escribo para este blog, tienen una marca consistente que los distingue de cualquier otro. Es como si el blog tuviera su propio requerimiento. Su propio estilo.

(2)
Otra cosa: En lo que respecta a este blog, a veces se intenta hacer propuestas que podrían calificarse de literatura. Por qué no. Pero no por mamón. No por mamucas literato. Sólo por satisfacción propia. Es todo. Si algún día se considera literatura, bueno, cada quien. Si no, el sueño no me faltará ni me saldrán arrugas en la frente. Creo que la maravilla de esto, de un blog, es que el escribir se convierte en un acto meramente satisfactorio. Un acto íntimo y generoso. De eso se trata.

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