11/06/2004

TRES DE LA MADRUGADA


Tres de la madrugada. La puerta estaba abierta de par en par. Alguien había entrado en el transcurso que yo bajaba la escalera. Llovía. Era invierno. La falta de electricidad hacia mas frió el ambiente. Me pareció ver a dos mujeres en la sala, desnudas, pero la luz de un relámpago iluminó el ambiente y ya no había nada: Muebles y chimenea. Una ráfaga de agua helada bañó mi cuerpo. Cerré las puertas con seguro. Escuché algo cerca de mi oído. Una voz, rasposa, febril: Oh lluvia, taciturna y persistente. Un abrazo. Luego otro. No pude moverme. Un maullido lastimero, como gato. La lluvia torrencial. Otra hembra. Mi rostro iluminado por la luz de cuatro ojos rojos.


Texto publicado en Hipertextos

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