La eficacia del dolor
La eficacia del dolor, como herramienta de control social, es una forma de flagelo que se usa a menudo entre personas de todos los niveles. Maneras, técnicas que contrarían a una persona, para efectuarle un desagrado interno, un malestar.
Es común ver a gente usar el término “chinga-queditos”. Este término (coloquial) implica que se puede provocar un daño sutil, y a propósito, sin que la otra persona identifique la maniobra a simple vista.
Un señor llega al banco y pide una ficha de depósito a la ejecutiva. Ella, sólo por contrariar (por equis razones, su cónyuge no la quiere, no le gusta su trabajo, etcétera), asegura que ya no hacen esas fichas. O inventa un disparate: “No tenemos en esta sucursal”.
Bien. La ejecutiva ha cumplido su deseo interno de afectar a alguien, de hacerlo sentir contrariado, y puede continuar con las faenas de su trabajo. En cambio, el señor se queda con el daño interno de haber sido agredido psicológicamente. ¿Qué banco opera sin fichas de depósito? Ninguno. Él sabe esto, y le duele.
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