11/30/2002

Anoche tuvo otra pesadilla (¿habrán sido los camarones?). Esta vez no era una casa pintada toda negra por dentro (como ese filme primerizo de David Lynch que le gustó mucho), ahora era una casa donde los encerraban a muchos: campo de concentración. Luego empezaban a echar un gas. Unos escapaban por el techo. Otros se quedaban adentro. Los que escapaban, iban a avisarles a los vecinos para que los ayudaran. Los vecinos eran millonarios, y tenían un campo de golf en su jardín. Ahí estaban todos jugando. Y como que no se interesaban mucho por lo que estaba pasando. Pero luego llegaban las cámaras, un camión de una emisora local, y de pronto todos muy interesados.

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