3/14/2005

EL VERBO a, b, c, $$


El sistema de engaño rinde sus mejores resultados cuando se vive en los años de la high school, años mozos llenos de neblinas donde las apariencias engañan al más avispado observador de la condición humana. Una femme con porte de Modelo, una Top Ten (Top Draft Choice, TDC), en esos días significaba oportunidades disminuidas. Hay un criterio selectivo que dice que ese tipo de mujer sabe lo que tiene, y no rebaja el precio en el mercado abierto de horny teenagers looking for love en la high school, preparatoria.

Había una Diva muy significativa. Una reina de belleza (rasgos clásicos y figura esbelta que intimidaba). La colegiala un día se vio acompañada de un sujeto de dudosa capacidad. No era un Dandy o Boy Toy de talentos amatorios. No. Se trataba de un personaje --de hábiles maneras, no cabe duda-- que gustaba rodearse de juniors como único recurso para opacar su falta de belleza.

El día que se les vio juntos, los sentimientos de envidia afloraron con una naturalidad sorprendente entre los estudiantes amateur. Está forrado de lana, decían unos en los pasillos de la escuela, mientras trataban de buscar explicaciones. Ese fue el comentario. Él era una persona de dinero, y por eso ella se había fijado en él. No había otra explicación mundana que calmara los nervios de los teenagers.

Las apariencias engañan.

Este sujeto habilidoso no tenía lo que aparentaba --ni tiene, según me enteré luego--, pero eso no le impidió echar las redes y impregnar a su Top Ten Model, hacerla su cónyuge, llevar una vida con toda las de la ley.

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