8/13/2004

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Sabía que iba pasar. Recibí otra carta de esa mujer que mencioné ayer, la que le gusta hostigarme con sus amoríos, pues también lo hace presumiéndome de sus lecturas. Según ella: "Ya sabes que yo soy neófita en ese asunto de libros", dice, como para ablandarme, para pasar como modesta, pero luego me suelta sus pretensiones: "¿Leíste la Reina del Sur?, Está buena, muy divertida. La protagonista es de Culiacán. Ahora leo Doña Flor y sus dos maridos... Es de Jorge Amado (Nota: la mujer me explica quién es el autor, porque supone que no sé nada de libros --lo cual es verdad-- y me quiere dar cátedra), brasileño considerado el mayor novelista brasileño del siglo. Es famosón, lo había oído nombrar desde hace mucho". (Mi reacción final a su email: Well, fuck you bitch).

[4... El Momento de la Penetración]
El canto de la Sirena ululea su soberbio amor: Puedo escuchar su jadeo como un suave recuerdo
Cerca
Cada vez más cerca

[3...]
No me gusta estar cerca de gente envidiosa. Una forma de mala vibra se trasmina debajo de sus palabras, intenciones, alientos. Supongo que en primera instancia yo no soy así, envidioso, y el estar cerca de alguien así, me trastorna, me afecta.

[2...]
Escuchemos la perorata psicópata de un hombre que trabaja en la oficina, mientras aborda a un empleado inadvertido y muchas veces ingenuo, de alguna forma tratando de hacerle llegar un punto de vista o opinión, acerca de alguna anomalía en la oficina:

"Para aquellos que se creen lobos, deben saber actuar como lobos, si no son víboras, y las víboras se deslizan, no persiguen como el lobo. En la vida debemos escoger entre lobos o víboras. Pero el lobo aplasta a la víbora, así que escoge. Aquí no hay misericordia".

(Debo profundizar en la psicología de este hombre. Se dice que las mujeres --cuando presentan síntomas de humor cambiante-- andan en sus días. Este hombre anda en sus mentes. Creo sí está loco, clínicamente. Sin embargo, todo podría remitirse a un problema de química. El momento que toma su café, y fuma su cigarro (el primero de muchos), su mente se sintoniza con todos los demás. Sus ideas se turban, pero a niveles aceptables. Es cuestión de tiempo. Al rato anda en sus días de nuevo, vociferando convicciones errantes y fantasiosas, muchas veces disparates, fuera de la realidad).

[1...]
Breathing meditation, though simple, cultivates awareness through mindfulness of the breath. By continuing to bring our minds back to the moment through the simple act of breathing, we gradually inspire a mindful tranquility and content awareness.

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