10/21/2004

1. Post sensacionalista a modo de titular de Frontera: Anda suelta el hampa

No, va en serio. No quiero sonar a columna de Oscar Genel, pero ayer me iban a robar el carro, o asaltar, o otra cosa que ya es parte de la cultura tijuanense, la textura deprimente. Bad trip, sí, bad one. ¿Miedo? Algo, lo natural: el instinto de supervivencia. Lloviznaba, yo en mi carro, estacionado, cuando ubico un gordo (un juda, un Buda) atrás de mí, por el espejo lateral. Su persona, indecisa: sus ojos, ojeras (mirada consternada, ¿nerviosa? ¿El nervio del delincuente que siente un gramo de decencia antes de cometer un delito?). Su silueta fuera de lugar, buscando: su carro detrás de mí, bloqueando la entrada. Luego, no se movía: parecía esperar que no hubiera 'testigos'; volteando a todas partes. Comenzó a sacar algo de su chamarra, acercarse a la ventana. No le di oportunidad. Encendí el carro, partí. El corazón así. La mano temblorosa. La vida en la Frontera.

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