En la Universidad cursé una materia de integración (materias obligatorias donde se juntaban alumnos de distintas carreras) llamada El hombre y su muerte.
Ahora que acudí al funeral del amigo, vino a mi mente la intención de esa materia, su objetivo. Y pues era nada menos que enfrentarnos a lo inevitable, la muerte, con un sentido práctico, útil, espiritual.
En esos tiempos no le encontraba aplicación a la materia. De joven uno no piensa en la muerte. Pero ahora veo distintas las cosas. No es que traiga un ánimo lúgubre, es sólo que la muerte camina a nuestro lado, siempre.
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