3/08/2006

David Lynch


Cuando empiezas a meditar, sólo te sientas cómodamente en una silla con los ojos cerrados, sigues tu respiración, y empiezas a volar. Normalmente medito a solas. Donde sea que esté, dos veces al día, voy y medito. Veinte minutos en la mañana, veinte minutos en la noche, esa es la idea. Las cosas empiezan a ponerse mejor. Esa es la razón por la que meditas. Todo el estrés, miedo y ansiedad empieza a desaparecer y una forma hermosa de energía feliz crece; disfrutas las cosas más. Esas cosas que antes te irritaban ya no tienen el mismo efecto. Las cosas se vuelven más fluidas y divertidas.
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