Quizás muchas personas piensan que la meditación es fácil, que una vez que uno se sienta, todo sale bien. Nada más lejos de la verdad. Me consta. Llevo un tiempo meditando (no tanto, apenas soy Amateur), y me doy cuenta que mi mente se inunda de interrupciones mentales. Imágenes, recuerdos, preocupaciones, obsesiones; en fin, el torrente de obstáculos sigue estando ahí (eso nunca desaparece), pero uno sólo tiene que regresar a la respiración --eso es el centro de todo, el punto de inicio--, y luego, sonreír. Así.
Una sonrisa a medias, de Monalisa.
Sonreír, porque de eso se trata, de vernos con una mente sincera, y reírnos un poco de lo que somos, humanos.
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