Me llega este email anónimo #3:
Mientras que las celebradidades del blog piensan que tu teta de vidrio es un gran bodrio, en ocasiones siento que tus ideas son más trascendentales que la vida misma. Vaya, me tiende a suceder que en los tiempos perdidos del día, cuando me aburro de leer los medios tradicionales de comunicación me doy una vuelta por tu teta de vidrio, y a partir de ese momento raramente considero significante su lectura, sin embargo, ahí estoy, lo admito.
Es durante estos momentos donde me entra un odio a mí mismo y tiendo a estar de acuerdo con la mayoría de tus cretinos que te echan tierra con la alegría más simple. Entre tu blog y el de Yépez, el de Heriberto Yépez obtiene el triunfo aunque en momentos también me ocasione dolor de muelas leerlo. Vamos, lo que quiero decir es que no tienes principios para escribir, ¿ahora lees bestseller? ¿Qué conclusiones puede sacar uno como lector que hemos gozado de experiencias innumerables al leerte en un momento inadvertido tu teta de vidrio. Estos tiempos no son dignos de celebración.
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