Ariadna sufre de lapsus economicus. Deja dinero regado en todas partes. En bolsillos de pantalones, que luego encuentra después de un año. En cajones del buró. En una mesa donde fácilmente se lo lleva el viento.
Varias veces me he quejado de esta falta de respeto hacia el dinero. Como si creciera en árboles. Su respuesta: Es que soy como mi papá.
Mi respuesta: ambos están iguales de perdidos (desorientados). En nuestro caso, que no tenemos dinero para andar dejándolo así nomás, debéis ser más considerada, sabes, sobretodo porque llegará el momento que nos falten veinte pesos para pagar el recibo del agua, o el Internet.
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