3/04/2003

Ayer escribí un cuento de siete folios en dos sentadas. Una hora antes de comer, y otra después. Más o menos me llevó dos horas confeccionar dicho compendio de frases que podrían integrarse al genero erótico, el cual, inevitablemente, siempre suelo visitar con mas énfasis.

Será que no se me facilitan otros temas. No sé. Pero este cuento me clavó desde que lo empecé a idealizar en mi mente, al llegar a una reunión de trabajo. Durante la reunión, continuaba la formación del argumento, haciéndome preguntas y contestándome yo mismo. Al final, cuando llegué a casa, sólo tuve que bajar la información, y darle un giro final.

Ese giro final fue simplemente armar el hilo narrativo con una estructura amena a mi lectura. Palabras, descripciones, cosas. Ahora sólo falta editarlo. Lo cual, siempre se lleva el 75% del trabajo. O sea, apenas llevo el 25%.

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