5/21/2006

Cine

Por ejemplo, me agrada llevar a Miranda al cine. Una actividad que anteriormente no era de mis predilectas, cuando no tenía hijos --obviamente--, porque no acostumbraba ver películas de niños, pero con el tiempo uno se va adaptando a ese ritmo. Pues fuimos al cine, ella y yo. Le compré sus palomitas y respectivo refresco, y tomamos asiento. Es una especie de 'date', papá e hija, donde se me hace gracioso estar con una pequeñuela viendo una película de niños. Ella muy concentrada en las acciones de la pantalla, sin quitar sus manos de las palomitas, yo más relax, más desapegado, de alguna forma reflexionando sobre el momento, sobre la situación. No sé, es algo especial.

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