Dialogábamos sobre lo interesante en una cervecería de la localidad, cuando un camarada de infancia, ahora psiquiatra de profesión, sacó el tema de su trabajo.
--Hasta para tomar una cerveza contigo hay que hacer cita cabrón --le dije.
Mi amigo sonrió afablemente, satisfecho de sí mismo, bebió de su cerveza, luego me dio una palmada en la espalda.
--Te lo digo yo, te lo digo, esta 'ola de inseguridad' que arrastra la ciudad es polvo de oro, mina de oro. Te lo digo yo que soy tu amigo de infancia, polvo de oro, mina de oro, te lo digo yo. Mis pacientes me hablan en la madrugada para decirme que alguien los persigue. El cucuy los persigue.
Elaboró acerca de los distintos trastornos que afligen a la población.
--Trastorno de ansiedad, delirios de persecución, trastorno obsesivo-compulsivo, ve tú a saber, esquizofrenia, paranoia, trastornos de estrés postraumático, ansiedad generalizada, aquí los tenemos todos, y cada día más y más jajaja --soltó nerviosamente, luego continuó, perplejo ante mi silencio--. Hemos tenido que pedir ayuda a nuestros colegas de otros estados. Diario llegan psiquiatras a Tijuana en avionetas, saben que aquí está la pachocha. ¡Hazte psiquiatra! Te lo digo yo. Te lo digo, tu amigo de infancia. ¡Hazte psiquiatra!
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