Todas la mañanas, en mi recorrido vehicular, me toca un semáforo donde se instala un desafortunado indigente en silla de ruedas. Buenos días raza, vocifera, que tengan un excelente día.
Cosas (vibras) por el estilo anuncia (nunca pide dinero). Siempre me da la impresión de que se trata de un ángel enviado del más allá para poner a prueba nuestra misericordia.
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