Aquí en el trabajo hay un individuo con sendo carácter militar. Sería feliz como dictador de su propio país. Pero en la escala de una oficina, su tiranía lo aísla de los demás. Lo hace un dictador sin conquista.
Lo que necesita es su cochi. Su alumno. Alguien que lo mantenga ocupado en sus proyectos de desahogue, sintiéndose superior. Eso pasó. El patrón le puso a un empleado nuevo para que lo entrenara. Fue lo mejor que pudo haber pasado.
Para todos.
Ahora el tirano tiene su alumno, y goza de mostrarle las correas de la vida.
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