Mi rutina de meditación consiste en encender un incienso, luego sentarme y quedarme quieto, espalda derecha, siguiendo la respiración. Después de 15 a 20 minutos, abro los ojos y me voy a leer a la cama. No hay otra cosa mejor que hacer. Ver la televisión resulta trivial. En ese momento lo más apropiado es leer algo que complemente la práctica de meditación. Nuestro espíritu está reposado.
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