A nosotros nos costó trabajo encargarle bebé a la cigüeña. Cuando por fin nos decidimos a tener el primero, dejamos los métodos anticonceptivos, pero no acertábamos en el blanco. Así estuvimos unos meses, hasta que la pequeña Miranda nos vino a visitar. Gran felicidad, alivio. El segundo fue sin plan alguno. Se coló por la puerta de atrás. Quién iba imaginar que la vida nos iba dar dos retoños. Ahora trato de dar gracias y disfrutar de su compañía, aprender de ellos, esa felicidad que cargan en sus almas divinas.
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