(Mis seudo amistades literarias de importancia)
3. Yépez Hache. Había leído cosas de él, y me pareció un personaje ‘polémico’. Esto es, un protagonista que estaba escribiendo ensayos donde apuntaba sus verborreas contra todos y todas. Eso me cautivó (como siempre). Decidí asistir a una presentación en el CECUT, donde montó una pantalla de video y voz grabada, provocando efectos interesantes (sí). Admito que su ‘aparente humildad (y nobleza)’ me afectó (como para interesarme en su amistad) y me hizo creer en su filosofía (insertar nombre de filosofía). Así pues, interactuamos en varios ambientes ‘hartisticos’, y fue él quien me condujo al taller de narrativa de Cristina Rivera (un taller insólito, por cierto), y luego a otras cosas, presentándome a sus compinches de abolengo (...). El problema de Yépez es que de pronto vacila y te deja colgando de un precipicio moral. No sabes si te está hablando por interés. No sabes si quiere tener amigos (quizá editores). Te bloquea en su Messenger. Te quita de su blog (links), luego te pone otra vez. El talento es innegable (ensayista, narrador no me consta), pero su personalidad se mantiene al margen, como en desconfianza de ciertas cosas que lo contradicen. En cuanto a su blog, hay momentos de importancia, seguidos de repelencias. Uno presiente que escribe para afectar, o afecta para vivir.
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