BLA BLA BLA
Pasé mis mejores recreos escondido en la biblioteca de la Ibero. O sea, mientras los ‘estudiantes’ de Comunicación retozaban en los pasillos, jugando al divo o diva y mejores zapatos, yo, estudiante de arquitectura, leía sus libros. Sí. Me fijaba en las fichas. Nadie sacaba los libros de Bataille más que yo. De hecho, eh, hasta el bibliotecario me veía raro. Pensaba que estaba, no sé, perdido.
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