Decálogo del perfecto cuentista, versión blog:
No pienses en tus lectores al escribir (cantidad de visitas diarias), ni en la impresión (escándalo, alboroto) que hará tu post. Postéa como si tu texto no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del blog.