Anoche hubo el comentario eventual (un poco de argumento conyugal para tonificar el alma), el tema donde siempre tenemos puntos de vista contrarios. Resulta que se aproxima el cumpleaños de nuestra hija, y su mamá quiere hacerle un evento de 60 personas, en un establecimiento dos-tres.
Lindo paquete. ¿Quién va pagar?
El caso es que le puse ejemplos --lo cual la saca de quicio--, de otras parejas que hacen fiestas de cumpleaños más humildes, de acuerdo a su capacidad monetaria, una relación razonable, pues.
--Las fiestas infantiles siempre son para impresionar a los papás --dije, lo cual la irritó más--, entre más variedades y utilerías, más la impresión general. "Oh, les ha de ir muy bien para pagar taquero, brincolín y salón".
Soy de la idea de los cumpleaños de antes, pero ahora, parece que se necesita ahorrar con anterioridad para complacer no sólo al festejado, sino a los demás. Uy, no hubo brincolín, ni payaso, y dieron dulces bien chafas.
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