TRANSMISIONES MENTALES EN SOUP PLANTATION
Hay cierta gente que tiene un entusiasmo. No es gente enojada con la vida, o irritada. Es gente que se mete en líos. Gente que te ensarta con sus enredos verbales, cuando estás a punto de preparar una ensalada de vegetales.
Estaba sirviéndome una serie de ingredientes favoritos en la barra del Soup Plantation (uno de mis establecimientos favoritos), cuando un sujeto sacado de la televisión --lentes fondo de botella, tipo engranado, fan de Star Trek--, me tiró un verbo.
Hacer la ensalada toma tiempo, dijo. Le dije que si gustaba podía pasarme en la cola, yo no llevaba prisa, él se veía inquieto. Hacer una ensalada, dijo, es como un arte, o como la guerra. Sí, le dije, un arte.
Se hizo un ambiente especial. Él iba con un amigo. Ya, dijo el amigo, déjalo en paz. El engranado continuó. Si no me equivoco, dijo, usted es matemático o ingeniero, prepara la ensalada como en la guerra. Sí, dije, como en la guerra, y soy ingeniero. Le atinó.
Eso le motivó el carácter. Soy vidente, dijo, pero vidente de a mentiras, como en la guerra. Inmerso en el ritual de sus palabras de guerra, perdí la concentración. Preparaba mi ensalada de forma automática, sin estilo.
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