EN EL INTERIOR en la carretera
Justo antes de la curva, se imaginó el triangulo de la entrepierna. Quizá no me doliera tanto si no fuera con aguja, dijo ella, tocándose el abdomen donde el negro aún escurría. No traía falda. Sólo un suéter, ropa interior. Llegaron a la curva, no vieron el letrero, la desviación. Mis manos no paraban de posarse en cada curva de su buenez, dijo él, por eso no vi. En la curva, la puerta se abrió. El cuerpo salió volando --el de ella-- por el acantilado, hacia el mar.
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