EXPEDICIONES BÉLICAS
He visto a personas ebrias que sueltan el vómito. Yo he sido una de esas personas, pero ahora tolero más. Una mujer soltó el vómito en el zoológico. No sé si la noche anterior había ingerido bebidas alcohólicas.
Estábamos viendo la exhibición de reptiles, y le habían soltado un ratón a una víbora. El momento fue terrible. La víbora, echándo mal de ojo, inmovilizó al roedor y se lo tragó de un bocado.
La mujer comenzó a agitarse, a hacer sonidos guturales de procedencia liquida. Su hombre trató de consolarla, pero el vómito salió voluptuosamente. La gente se ofendió, pero presenciaba el espectáculo con morbo.
Unos se enamoraban del panorama que la mujer ofrecía al doblar el cuerpo. Las tetas se le salían del escote. Me incluyo entre los que se sentían ofendidos por el vómito. Cierta repugnancia, el olor.
El olor del vómito tiene un sentido bélico.
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