Silence, again
La insoportable transparencia del no-escribir
Puede haber días como estos donde uno desea escribir algo. El impulso está ahí, debajo de la superficie, empujando, queriendo salir en forma de expresión. Pero ese querer salir topa con una censura. La censura no deja que todo se escriba. Sólo queda el impulso. El reflejo de escribir. Un escribir donde no hay tema. El tema puede ser censurado. La censura va con el escritor, como una sombra molesta que se asemeja a la conciencia. Lo que está bien, lo que está mal. ¿Pero mal para quién? A veces dan ganas de abrir un blog anónimo y escribir con tranquilidad sin problema alguno. Quizá lo haga. Si dejo de escribir aquí, es porque tengo otro blog. Gracias.
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