ESTE DOMINGO PIERDE TIJUANA Disculpen mi arrogancia, pero soy la persona más apolítica que hay en Tijuana. En varios momentos de mi vida he tenido oportunidad de unirme a grupos de pensamiento político, compañeros de escuela que de pronto muy partidistas invitaban a la carne asada de un candidato, pero mis instintos nihilistas me apartaban de dichos conbebios una y otra vez, relegándome a ese personaje que no compraba el Zeta (cosa que he estado haciendo desde el asesinato de su periodista), y que se reía de la gente que muy apasionada hacía cola en las urnas para depositar su cooperación de voto, ese minúsculo numerito que se pierde en la masa, y que a fin de cuentas no importa. Las cosas han cambiado. Este domingo estaré vigilando las urnas de Playas, pero no porque me han otorgado esa comisión, no. Sino porque quiero ver el frenesí que surgirá si Hank se lleva la victoria. Sí, estoy como muchos de ustedes: morboso por ver hasta dónde llega el caracter absurdo (surreal) de esta ciudad llamada Tijuana, donde un personaje como el señor Hank podria llevarse la victoria. Varios compañeros de letras me han informado su temor de que esto suceda, te imaginas, dicen, te imaginas lo que sería de Tijuana. Sí, les digo, lo imagino.