HACE RATO fui a dar una caminata a la playa, y ubiqué una cuestión de interés, esto es, si te gusta el voyeurismo (de playa): había una casa de campaña en la arena, una de esas tamaño familiar que venden en Wallmart, y se veían una sombras, perfiles quitándose la ropa, o cambiándose de ropa (qué sé yo). Al rato fueron saliendo una tras otra, mujer tras mujer, en shorts, blusa (semi top-less), y cigarros y cervezas y se pusieron a jugar en la arena, cavar hoyos en la arena, como si jugaran en la escuela, cavando en cuatro extremidades, jugando entre ellas, haciendo hoyos como si buscaran agua, haciendo poses y luego seguí caminando y pensé, quizá si les digo que me inviten a dormir, todo se resuelve.
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AGUSTINA
Si ella podía estar quieta en la silla, aguantándose, apretándose los muslos y frotando, mientras yo asentía con seriedad a sus palabras y acariciaba sus pantorrillas mentalmente, luego ella giró el cuerpo y tomó su bolso y me sentí sobornado por sus muslos que eran formas de recorrer un animo tenso mientras su figura se erguía: me apoyé en una pierna, descansé la otra, y Agustina se volvía a acomodar en la silla, cuidadosamente, con una seriedad que era más que un rasgo de su personalidad, era una forma de desnudarse en una silla, sin decirme, Alex, me tiemblan los muslos.
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