6/20/2007
Piel abierta
Me corté el dedo con cierta vehemencia, en la ducha, mientras bañaba a mi hijo. Traté de levantar un contenedor donde guardan sus juguetes de baño, cuando no advertí la presencia de una navaja de afeitar (que algún adulto dejó por ahí). Pues eso, el dedo meñique salió afectado, y luego hubo sangre, porque ese tipo de cortes son escandalosos. Me llevó al recuerdo de cuando me corté de forma similar en la universidad cuando hacía una maqueta y cortaba cartón con una navaja. Vaya, qué lindo es sentir la piel abierta (jaja). El caso es que traté de disfrazar la escena y puse el dedo bajo el agua para que mi hijo no se diera cuenta y no se aterrorizara. Así, poco a poco, fui bajándole de importancia a lo que en un momento parecía insuperable. La herida se calmó, y después pude ponerle una curita. Qué cosas, lo que es no prestarle importancia a algo, y dejar que la naturaleza se encargue de ello.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario