Con toda diplomacia le propuso que buscaran otro sitio para darle seguimiento a la tonificación de tecates.
--¿Como a dónde? --preguntó ella.
Encendió el auto y se fueron de la obscuridad. En el camino notó que no podían disimular la incertidumbre. Dudó un poco, haciendo tiempo y dando vuelta por la misma sección de manzanas. Imaginó que ella estaba sorprendida. Sin embargo, cuando le volvió a preguntar a dónde, con un tono más curioso, advirtió que el que no toma riesgos en la vida, se queda dando vueltas en el auto toda la noche y después odia la almohada toda la vida.
--Vamos a un motel.
--¿Qué?
--Un motel...
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